martes, 30 de septiembre de 2008

Serpiente

Vengo de una ciudad-serpiente
que un día comenzó a reptar
a través de las montañas.


Vengo de una ciudad
que labró con su propio vientre
cada uno de los valles
que le sirvieron de refugio en tiempo de aguas.

Una ciudad que avanzó sin descanso,
palmo a palmo,
enroscándose en las hiedras,
ocultando sus mudas de piel bajo la hierba.

Y llegó hasta el mar y no pudo contenerse,
bebiéndose largas horas de sal.

Entonces cambió su rostro por el de serpiente enferma,
hinchada de hidropesía,
incapaz de seguir reptando,

hasta que sus parásitos se hicieron peces
y su lengua se volvió playa,
su garganta, bahía
y sus escamas se convirtieron en mangles.